Empiezo esta serie de entradas con el vuelo de Barcelona a Tokyo y la llegada a la capital nipona.
Compramos el vuelo con Alitalia, haciendo escala en Roma, pero por un problemita con los descansos reglamentarios de la tripulación nos obligó a cambiar de vuelo por uno de Aeroflot haciendo escala en Moscú. Al principio el cambio nos trastocó un poco, más que nada porqué teníamos el tiempo justo en Japón, pero realmente el cambio de ruta incluso nos hacía llegar 20 minutos antes de lo previsto, y eso de pisar Rusia, aunque fuera solo dese el aeropuerto, nos hacía gracia.
El vuelo fue normal, quizás algo pesado y largo, como es lógico, pero sobre todo se nos hizo un poco incómodo por el poco espacio entre los asientos delanteros, la escasa cantidad de películas o videos en castellano (la mayoría era en inglés, japonés o ruso) y en especial por la situación de nuestros asientos justo en la fila central de un grupo de cuatro, vamos que para ir al lavabo había que molestar a alguien siempre. En fin, un vuelo más.
A la llegada al aeropuerto de Narita todo fue en orden, la aduana, la recogida de maletas y la búsqueda de la estación de trenes. Aprovechamos al llegar para alquilar un wifi portátil para poder tener conexión de datos durante todo el viaje y también cambiamos allí la mayoría del dinero que teníamos previsto gastar.
El camino del aeropuerto a la estación de Shinjuku lo hicimos con el Narita Express, un tren comodísimo, que justo al contrario que nuestro vuelo, dejaba espacio de sobras con el asiento delantero y hacía de la hora y 20 minutos de trayecto un viaje la mar de cómodo. El tema de sacar el billete en las máquinas fue todo un caos por lo que recomiendo ir a la taquilla, aunque haya colas por la gente que descambia allí el Japan rail Pass, os prometo que es mucho más sencillo que entender las máquinas del Narita express. Nosotros tuvimos suerte porqué un chico de Madrid que había vivido allí durante un tiempo nos ayudó a sacar los dos tickets.
Nuestro hotel, el Shinjuku Sounroute Plaza, estaba justo al lado de la estación de Shinjuku y la verdad es que es un hotel práctico por las conexiones desde Shinjuku, las habitaciones era bastante reducidas pero muy confortables, estaba realmente bien aprovechadas, así que es un de los hoteles que recomiendo sin lugar a dudas.
Aunque llegamos al hotel sobre las 15.00 horas (hora local) con la de veces que nos dieron de comer en el vuelo, lo cierto es que no teníamos hambre así que aprovechamos el jetlag para echarnos una siesta, descansar un poco y salir a ver Tokyo e noche y así cenar por el centro.
Nuestra primera noche la pasamos en Shibuya. Yo me moría de ganas de ver el cruce más famoso del mundo y por poder cruzarlo uno o más veces. La verdad es que aunque no me sorprendió todo lo que esperaba, sí que es un lugar realmente bastante impresionante, muchísima actividad, mucha gente joven, edificios llenos de leones, camiones publicitarios con música, tiendas de más de una planta y gente por todas partes. Es todo un bullicio controlado, es la locura ordenada, un lugar único.
Entre los miles de restaurantes de la zona, mi chico decidió elegir para nuestro primer contacto con la comida en Japón, una pequeña taberna de Yakitoris super tradicional pero llena de gente joven y con unos pinchos a buen precio y riquísimos. la verdad es que nos encantó, así que la recomiendo aunque ya aviso que está algo escogida... aún no entiendo bien cómo acabamos allí. Os dejo la dirección:Shira Kushizaru
37-10 Udagawacho, Shibuya, Tokyo 150-0042, Japón
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Y después de un día intenso, tempranito a dormir, que el metro de Tokyo acaba a las 12 y como la Cenicienta hay que recogerse temprano.
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